CALLE BUENOS AIRES

La calle Buenos Aires, que se encuentra entre la Plaza San Antonio y la Alameda, lleva este nombre desde 1911, con motivo de la visita a nuestra ciudad del intendente de la capital de Argentina, Adolfo de G Burlich a bordo de la fragata Presidente Sarmiento, quien encabezaba una misión diplomática con el encargo de entregar a la reina regente un jarrón, obra de Benlliure, regalo de su país.
En correspondencia por este acuerdo municipal, la ciudad de Buenos Aires rotuló una de sus plazas con el nombre de Cádiz. Antiguamente se llamó de Juan Pantojas, nombre que tomó de un habitante de la calle. En 1640 aparece La Cruz del Calvario sin duda por estar situada en algunas de sus esquinas con Calderón de la Barca, llamada entonces calle del Calvario, alguna cruz del vía crucis allí situada.

En actas de 1639 aparece con el nombre de Calvario y posteriormente con el de La Torre de San Antonio considerándose prolongación de la calle La Torre. En 1698 se llamaba del Capitán Francisco López de Linares y que ostentó durante muchos años. Solo sería variada en la reforma de 1855 cuando se le puso Maldonado por el comunero castellano, y que pronto le fue quitado, volviendo a su nombre anterior, hasta 1911.
En una casa de esta calle en la esquina con la calle Adolfo de Castro se refugiaron el 10 de Marzo de 1820 los parlamentarios liberales Felipe del Arco Aguera, Antonio Alcalá Galiano y Miguel López Baños, siendo sacados a la fuerza el día siguiente y trasladado al Castillo de San Sebastián. También en esta calle murió el pintor Juan Rodríguez Panadero.


CALLE BOTICA

Situada en el  barrio de Santa Maria .La calle Botica que va desde Santo Domingo hasta Concepción Arenal, es de las largas de Santa María. En 1590 se llamaba Baltasar de Calar o Calar solamente. Se ignora el motivo de este nombre, si bien Adolfo de Castro apunta la posibilidad de que fuera pariente del poeta Gabriel Ayrolo y Calbo.
A mediados del siglo XVII se conocía como Calle de la Botica de Santo Domingo, nombre que llevó también durante parte del siglo XVIII. Aunque la fundación del convento dominico es posterior, existía un hospicio establecido por dicha comunidad.


 En actas municipales de 1700 se encuentra una reclamación del Prior de San Juan de Dios, que pedía no se permitiese ninguna botica en el barrio de Santa María, porque perjudicaba a los pobres y al convento. En la reforma de 1855 se le puso el nombre de Micio por un tribuno romano enterrado en Cádiz según se supo por la lápida descubierta con la siguiente inscripción A los dioses manes, Marco Micio Materno, hijo de María de la tribu de Galería, Tribuno de la Legión 12 Tulminadora de 70 años. Dicho rótulo como la mayoría de los que fueron cambiados este año, tuvo una existencia efímera, volviendo al nombre de Botica, habiendo perdido la especificación de Santo Domingo por el uso popular. Aun volvería a ser cambiado el nombre, en 1911, por el de José Marenco Guatier, que ostentó hasta los años cuarenta. El gaditano José Marenco Guatier fue general de la Armada y diputado a Cortes por esta circunscripción en diversas legislatura y jefe del partido republicano en nuestra ciudad. Se hizo famoso por sus enérgicos discursos en el Congreso defendiendo los intereses de Cádiz y de la Marina. Murió en Madrid, en 1910.


CALLE BENJUMEDA

Benjumeda.- primitivamente se llamó del Tinte Antiguo y también de la Laguna del Campo Santo, en 1865 se conocía por el de Santa Elena, en 1674 por el de San Jorge y en 1862 por el de La Zanja. Este ultimo lo adquirió por desembocar frente a una que existía, para el desagüe en el salado, barranco o cauce arrancando de los terrenos del Campo Santo, ocupaba este las plazas de Alfonso XII y Fragela, calle de San Dimas, Campillo de los Coches, terrenos del hospital militar, y parque Genovés, esta parte no estaba amurallada y existía una alcantarilla frente al hospital militar, se observa la salida de la playa en las proximidades del Castillo de Santa catalina. El nombre de la Zanja fue sustituido en 1855 por el de Mutis volviendo al anterior en el año siguiente, en el año 1861 se acordó la alineación de la actual calle. En 27 de Abril de 1870, dejó de existir el Itmo. Sr. D. José Benjumeda y Geris, decano de la facultad.
José Benjumeda, nacido en Cádiz, cursó con brillantez la carrera de medicina. Fue medico de la Armada y desempeñó varia cátedras, hasta llegar al decanato. Así mismo fue catedrático en la facultad de medicina de Madrid, donde ostentó el cargo de vicerrector. En esta calle está situada la casa de socorro de los Caballeros Hospitalarios.


CALLE BEATO DIEGO DE CÁDIZ

La calle Beato Diego de Cádiz, lleva este nombre desde el 13 de mayo de 1895, sumándose así el Ayuntamiento a las conmemoraciones de la Beatificación del misionero apostólico gaditano. José López Ocaña nació en 1734 en el número 8 de la calle Bendición de Dios, lugar que hoy ocupa un oratorio dedicado a él. Tomó el hábito de la Orden de Capuchino en 1737, adoptando el nombre de Diego José. Estos frailes llevan por apellido el de la localidad de nacimiento. Diez años mas tarde fue ordenado sacerdote distinguiéndose por sus dotes de oratorias y su fervor misionero
El Ayuntamiento de Cádiz le nombró capellán mayor y su retrato fue el primero de un gaditano que se colocó en las casas consistoriales. Falleció en Ronda en 1801. Su fiesta se celebra el 24 de Marzo.

El 13 de mayo, fue designada la calle del Baluarte para llevar en lo sucesivo en nombre de Beato Diego de Cádiz, ya en 1855 fue dado este nombre a las calles conocidas por cerca y portería de Capuchinos, este nombre fue quitado al año siguiente. Ya la calle del Baluarte se llamó así por un balaurte que existía en la terminación de la calle. Por los años de 1640 se conocía por Don Juan Ernesto de Troya, regidor perpetuo que debió vivir en una de las casas y la cual adquirió en 1647 el oficio de Alcalde Mayor.
En 1866 se le dio el de los Dolores y en 1680 de Juan Escout cónsul de la nación inglesa en Cádiz, que en 1639 según consta en actas municipales consiguió este cargo a perpetuidad por un donativo de cuatro mil reales hecho a su Majestad.
A mediados del siglo XVIII aparece con el nombre del Baluarte de San Felipe, por el que existía al final de la calle. En la reforma de 1855 se le puso Menacho, volviendo pronto a ser llamada Baluarte, hasta que cambió su nombre por el actual, que desde entonces no ha sido modificado. A principios del siglo XIX se llamaba Esquina de Trafalgar a las cuatro que se forman con la calle San Francisco. En la calle Beato Diego haciendo esquina con Manuel Rancés vivió el padre de Fernán Caballero, Nicolás Bohl de Faber, cónsul de Alemania en Cádiz, antes de marchar al Puerto de Santa María.


CALLE BARROCAL

Barrocal.- en 1855, la calle era conocida por del Laurel y de la Lechería, quedaron unidas bajo el primer nombre, o sea del Laurel. En 1611 llevaba toda la calle el de Villavicencio dividiéndose en 1649, dando lugar el vulgo el de Lechería al trozo comprendido entre Villalobos y la de Santiago, y al resto se le decía del Jardín de la Terrera, por vivir en esa calle el capitán Bartolomé de la Terrera; en su jardín existió un frondoso laurel, hasta 1855, año en que con este nombre se designó también a Lechería considerándola una calle. En 1886, el Ayuntamiento acordó llamarle Barrocal, el nombre que desde entonces ostenta.
Recuerda al doctor en Medicina y Cirugía Manuel Barrocal y Ecija, nacido en Cádiz en 1812, que fue del partido liberal, presidente de la Diputación Provincia, de la Academia de Medicina y del Consejo de Administración del Monte de Piedad y médico de la Beneficencia Provincia. Murió en 1855 .


CALLE BARRIE

La calle Barrié tiene su entrada por Novena y sale a Topete, su nombre antiguo, con el que aparece en documentos de 1705 era Vestuario y Vestuarios de las Comedias, posiblemente por tener en ella su entrada las dependencias en las que se vestían los actores del teatro de las Comedias.
En 1855 fue llamada Los Balbos extendiéndose este nombre a las llamadas Plazuela de Orta y la calle Valverde, que entonces era conocida como Beaterio, pero este acuerdo fue revocado al año siguiente.

Los Balbos, ciudadanos romanos, fueron dos; el mayor y el menor, que eran tío y sobrino, llevaban el mismo nombre; Lucio Cornelio, el Mayor fue elevado al Consulado, pese a ser extranjero, y el menor, tras conseguir grandes victorias militares fue nombrado Gran Pontífice. Además a él se debe el acueducto del Tempul, que conducía el agua de Jerez a Cádiz y el puente que une la Isla gaditana al continente y que después reformó Zuazo tomando su nombre.
En Agosto de 1888, el Ayuntamiento decidió llamarle Barrié como homenaje al Mariscal de Campo Enrique Barrié Labros, que junta a Feduchy y Aranda votó a favor de la Construcción en Cádiz de unos acorazados, a que ya nos hemos referidos en anteriores ocasiones. Durante la República de 1932, llevó el rotulo de Zamenhof, por Luis Lázaro Zamenhof, oculista hebreo, autor del idioma universal Esperanto.
Don Enrique Barrié y Labros, perteneció al cuerpo de artillería, fue mariscal de campo y por su rasgo de votar a favor de la factoría naval gaditana, favoreciendo así los intereses de esta ciudad, mereció la gratitud de los gaditanos. Nació en Madrid y murió en Barcelona.



CALLE BALÓN

Balón.- poco queda del extenso espacio llamado campo o plaza del balón, cuyo nombre se dispuso llevase en 1855; antes se conocía por plaza del “Huerto de la Tinaja” (1) por una que allí fue encontrada.
Como este huerto estaba sin cultivar, o perdido, durante algún tiempo, tomó también el de “Huerto Perdido”. El nombre del Balón, según Adolfo de Castro, lo adquirió del juego de balón, que con cierto lujo estaba instalado a espaldas del teatro que se construyó después, el hospicio, como propietario del terreno, levantó el primero por su cuenta en los años 1788 o 1789, ocupando unas 3600 varas de superficie y obteniéndose con él grandes rendimientos. Este juego consistía en arrojar gruesas pelotas a distancia con una especie de raqueta o cesta, como la de los pelotaris.

También por cuenta de la junta de Administración del Hospicio se construyó el Reñidero de Gallos, que hasta hace pocos años funcionaba, en cuyas inmediaciones se establecieron los modestos juegos de bolos, que siguieron la misma suerte de aquel. El teatro del balón construyese en 1812, inaugurándose el 26 de Agosto, para solaz y recreo del vecindario y de la numerosa población flotante que llenaba la ciudad en aquellos gloriosos días; escogiéndose sitio tan retirado por estar fuera del alcance de las bombas.(I) cuando de 1870 se hicieron las excavaciones para formar el foro del Gran Teatro, se concentraron también algunas de estas tinajas que en lo antiguo servían para guardar unos aceites, pero enterradas a gran profundidad, lo que demuestra que en tiempo el nivel de aquellos terrenos era mucho más bajo que en la actualidad. Junto a esto se encontraba un teatro que se construyó en 1812 y que en principio se llamó de “San Fernando”. Las mayores notabilidades en el arte dramático se presentaron en aquella escena, en la que se distinguió, entre otros, obteniendo grandes triunfos, el inolvidable hijo de Cádiz Albarrón. En 1896 adquirió en propiedad el terreno de la antigua plaza, la Empresa de Eugenio Lebón y Ciª para ampliar su fabrica de electricidad, por lo que el Cabildo de 18 de Mayo de 1897 se determinó la alineación de la cerca que había de ser paralela a las casas de frente, formadas por las manzanas de casas de las calles de San Francisco de Paula, Caridad, y San Joaquín, y como continuación de la acera de los pares de la calle de la Encarnación, con lo cual la plaza quedó reducida a los limites de la calle.
Considerados como arrabales aquellos sitios, varias fabricas se establecieron en ellos. Allí estuvo el Molino de Vapor del Marqués de casa Irujo, con gran maquinaria; después la malograda fabrica de algodones (hoy asilo de ancianos y hermanitas de los pobres) talleres de coches y de sombreros charolados, de sierras mecánicas y otras diferentes industrias. En la calle Matías nos ocuparemos del asilo de San José y de la que fue calle del Cabildo.


CALLE BARQUILLAS DE LOPE

Barquillas de Lope.- como la plaza del balón, a la que estuvo unida antes que se labrase las manzanas de casas que formaron las de la Caridad, San Joaquín y Cabildo, ha quedado reducida en la actualidad a una calle, o sea la que existe a espalda del hospital de Mora. A la ciudad de Cádiz fue donado el hospital, Moreno de Mora fue su donante con su mujer, Dª Manuela Aramburu. La plaza de las barquillas de Lope era un extenso espacio de terreno, cuya extensión se comprende por el área del hospital, quedando dentro de este, también, el sitio donde estuvo enclavado el Cuartel de San Fernando edificio de lucida arquitectura, erigido por acuerdo de la junta de gobierno del hospital provincia, tornando el 11 de Diciembre de 1802 para hospital de ciertas afecciones, el que por falta de recursos y otras dificultades no se terminó, disponiéndose entonces que sirviese de cuartel, dándole el nombre de San Fernando y alojamiento del batallón de Voluntarios distinguidos.


Conviene hacer constar que se construyo solo con los recursos que el Ayuntamiento facilitó a la junta provincia. El Cuartel en estado ruinoso y abandonado, fue entregado al municipio por el ramo de guerra, en virtud de R. D. de 1º de Marzo de 1900; el 9 del mismo mes, precediéndose poco después a su demolición. Las alineaciones de las calles que forman el perímetro del hospital, fueron aprobadas en julio de 1900, reformándose en 4 de Enero de 1901. También se proyectó la apertura de una calle, prolongación de la de las Barquillas, que desembocaron en la de San Rafael, quedando poco después abandonada la idea.
El nombre de Barquillas de Lope fue dado en 1855 al llamado Campo del Balón en recuerdo de la estancia en Cádiz del celebre Ingenio Lope de Vega Carpio y donde inspirase al ver romper las olas del mar contra las rocas, escribió las famosas amacronticas que empiezan. Pobre Barquilla mía, entre sus peñascos rota.


CALLE BAJADA DEL ESCRIBANO

Bajada del Escribano.- la estrecha calle que, como indica su nombre, forma rápida pendiente desde el sitio conocido por el Monturrio (Silencio) a la calle Mesón, es una de las pocas que dan idea del Cádiz antiguo.
Nada se sabe del fundamento de ese nombre; más dedúcese que estando en aquellos lugares la Cárcel, cerca de ella estaría alguna dependencia de la Administración de Justicia, y de ahí, el que los escribanos, entonces clases importante y numerosa transitan por dicha calle, de donde tomó el nombre que la tradición ha conservado. En 1855, en unión con la del Silencio (Cárcel del Obispo) y del terreno entre ambas, se les denominó “Calle de la Villa“ recordando el primitivo origen de la población.